¿Me gusta la comida o simplemente quiero comer?
Audio de la clase:
A mí me encaaaannnta comer
En general, disfruto muchísimo mis comidas y, si por mí fuera, ¡estaría comiendo todo el tiempo!
Me encanta percibir los distintos sabores y las distintas texturas, y los efectos que cada uno tiene en mí.
En cambio, Angel, mi esposo, come por necesidad.
Creo que, si por él fuera, no comería nunca. Le da más o menos lo mismo comer la comida más exquisita en el restaurante más fino del mundo que abrir una lata de sardinas y comerlas con algo de pasta del día de ayer (aún fría de la nevera).
(Parece que estoy exagerando, pero juro que es así ).
Y tú ¿por qué comes?
Por más extraño que suene, puede ser que te guste un alimento pero que no quieras comerlo. También puede ser que te sientas satisfech@ de la última comida, pero igual quieras comer más.
Y cuando pasa eso, si hay algún estímulo adicional (como estrés, por ejemplo), podrías terminar en la cocina dándote el atracón de tu vida... ¡incluso con alimentos que ni siquiera te gustan tanto!
Gusto y ganas
En nuestra evolución como especie, hemos desarrollado preferencias y deseos por distintos tipos de alimentos. Puede que nos guste alguno en particular, o que nos provoque comer algún otro.
Como es tan fácil obtener los alimentos, es fácil confundir las sensaciones de querer comer algo y de apreciar un sabor en particular. Pero desde el punto de vista neurobiológico estos son dos procesos bien diferentes, controlados por sistemas cerebrales diferentes.
Cuando te gusta una comida
En el cerebro, el gusto por una comida está controlado por opioides (las mismas vías cerebrales que nos hacen sentir atontados cuando nos inyectan morfina).
El gusto se refiere al placer que te da el saborear y sentir la textura de un alimento cuando lo comes.
Cuando quieres comer
El querer comer algo está controlado por el neurotransmisor dopamina, que está asociado con el centro de recompensas del cerebro, de lo que hablamos en la clase anterior. La dopamina es la que determina la motivación (el incentivo de comer algo) o incluso los antojos por un alimento específico.
Usualmente las comidas ricas en carbohidratos y grasas terminan entrando en esta categoría, y a veces las ganas de comer una dona, un pedazo de pan, o una tarta pueden llegar a ser casi tan fuertes como las de un drogadicto que quiere su droga.
(No, no estoy exagerando... y si alguna vez has sentido este tipo de antojos ya sabes a lo que me refiero).
Los gustos y las ganas cambian
Seguramente habrás notado cómo tus gustos por la comida pueden cambiar a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, cuando yo era pequeña detestaba el puré de patatas, no me gustaba para nada la textura. Hoy día me gusta mucho (aunque siguen sin gustarme otros alimentos, como las vísceras - pero esa es otra historia).
Con las comidas que nos provoca comer pasa igual. Es posible que te hayas dado cuenta que te apetece comer ciertas comidas en especial en ciertos momentos particulares.
Para mucha gente, el estrés también puede cambiar qué tanto quieren comer algo.
En un estudio se mostró que, cuando están estresadas, las personas con sobrepeso tienen tendencia a querer comer más después de quedar satisfechos con una comida que la gente delgada. Lógicamente, el querer seguir comiendo aún cuando se está lleno es clave para el aumento de peso y, a la larga, conlleva a la obesidad.
Pero, ¿qué nos hace querer comer más de lo que deberíamos?
Básicamente se trata de un problema en el funcionamiento de nuestro sistema de regulación del apetito y de nuestro centro de recompensas. En este video lo explican súper bien (se trata de una serie de videos excelente que te recomiendo ver).
Nota: Puedes activar los subtítulos en Español haciendo click en el cuadrito con dos rayitas que aparece al lado del dibujo del engranaje, en la parte derecha inferior del video. Elige "Inglés (transcripción)" y luego elige "Traducir subtítulos" y elige Español en la lista que te sale.
¿Qué aprendimos hoy?
Lo que debes hacer hoy:
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A partir de hoy trata de prestar atención a tus emociones en el momento de la comida
Fíjate cuál es tu nivel de estrés antes de comer, y observa si eso te hace querer comer más de la cuenta o no. Trata también de diferenciar entre el gusto que tienes por la comida, y el simple hecho de querer comer más.
Aprender a escuchar tu cuerpo y las señales que te da te ayudará a controlar mucho mejor lo que comes.