Inflamación: El verdadero enemigo
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En la clase de ayer vimos que la principal causa del colesterol elevado (y de los problemas que eso puede acarrear) es la inflamación.
Y sí, la inflamación puede ser la causa de todo tipo de males.
En una persona saludable, los procesos inflamatorios puntuales (inflamación aguda) son normales y son incluso necesarios para inducir ciertos tipos de respuestas en el cuerpo (por ejemplo, iniciar el proceso curativo en caso de herida). Pero cuando existe un proceso inflamatorio continuo (inflamación crónica) esto puede literalmente arruinar el equilibrio hormonal y afectar negativamente tu metabolismo.
La inflamación crónica puede dañar las células grasas del cuerpo, incapacitándolas de hacer su trabajo y contribuir a la salud metabólica del cuerpo.
Y cuando las células grasas funcionan mal, no solo te será bastante difícil adelgazar, sino que tendrás una enorme tendencia a engordar con apenas oler la comida, y además te enfermarás.
El tejido adiposo (el tejido formado por las células grasas) libera hormonas que mantienen tu metabolismo encendido y a tono. Pero cuando las células grasas están enfermas el metabolismo se estanca debido a la liberación excesiva de sustancias perjudiciales llamadas citoquinas, los mensajeros biológicos de la inflamación.
Las citoquinas pueden aumentar el riesgo de desarrollar diabetes, obesidad y otras complicaciones asociadas con el síndrome metabólico debido a que hacen que las células grasas funcionen mal y se hagan resistentes a ciertas hormonas amigables que ayudan al cuerpo a procesar la grasa y utilizarla como energía.
El papel de las células grasas
Antes no se sabía, pero hoy día se conoce que las células grasas son células activas. Su función no es simplemente la de almacenamiento, sino que también son pequeñas fábricas de hormonas que tienen funciones importantes en el cuerpo.
De hecho, mediante estudios recientes se ha mostrado que el tejido graso puede ser uno de los órganos endocrinos (productores de sustancias bioactivas) más grandes del cuerpo.
Así como la tiroides (que secreta las hormonas tiroideas) y el páncreas (que secreta insulina), tus células grasas liberan hormonas, citoquinas y proteínas que pueden ayudarte a adelgazar o hacerte engordar y producir inflamación crónica.
Hormonas malas
Hay varias hormonas secretadas por las células grasas que actúan como citoquinas pro-inflamatorias (es decir, que producen inflamación).
Estas citoquinas aumentan la inflamación en todas las células del cuerpo, incluyendo en las células grasas. Y cuando están inflamadas, las células grasas liberan aún más citoquinas, aumentando el problema.
Es como un ciclo de nunca acabar, que se empeora cada vez más.
Hormonas buenas
Hay ciertas hormonas que, una vez liberadas por tus células grasas, pueden ayudar a adelgazar.
Dos de las más importantes son la adiponectina y la leptina. Cuando trabajan juntas, estas hormonas promueven el adelgazamiento y el mantenimiento del peso perdido.
La leptina puede ayudar a controlar el apetito, el gasto energético y el consumo calórico.
Es una hormona secretada por las células grasas que tiene la capacidad de comunicarse con una parte del cerebro llamada hipotálamo, y así controlar el apetito diciéndole a tu cerebro que ya has comido suficiente (es la que envía la señal de llenura).
Cuando las células grasas están dañadas por la inflamación, no se pueden comunicar eficientemente con la leptina y se vuelven resistentes a esta. La resistencia a la leptina puede aumentar tu apetito, los niveles de cortisol (la hormona del estrés que, además, hace engordar) y la resistencia a otras hormonas beneficiosas en tu cuerpo.
De manera similar, la adiponectina (que es una hormona que únicamente la liberan las células grasas) puede ayudar a regular el uso de la glucosa y de las grasas como energía.
En personas con sobrepeso u obesas las células grasas secretan menos adiponectina, lo cual hace que liberen más citoquinas pro-inflamatorias.
Perder peso hace que aumenten los niveles de estas dos hormonas, lo cual ayuda a adelgazar aún más y a mejorar el funcionamiento de las células grasas. Además, esto puede conllevar a que tengan una mayor sensibilidad a la leptina y a la insulina, y esto puede reducir la producción de citoquinas pro-inflamatorias, y eso puede ayudar a adelgazar más.
Todo esto hará que mejore el estado de tus células grasas y que tengas una vida más saludable.
Los síntomas de la inflamación
Imagínate ir caminando en un bosque y tropezarte con una hiedra venenosa. Te comenzaría a picar la piel, se pondría roja y probablemente te saldrían algunas llagas por varios días.
O también imagínate lo que ocurre si te pica una abeja. Te saldría una roncha roja en la piel y sentirías ardor y picor por varias horas.
¿O alguna vez te has torcido un tobillo? Se siente el dolor y cómo aumenta la temperatura a medida que la sangre se precipita hacia la zona afectada.
Todos estos son síntomas clásicos de inflamación.
La inflamación en estos casos es beneficiosa: cuando sufres una lesión, o eres atacado por un alergógeno (algún agente externo que te causa alergia), tu cuerpo envía una señal para acelerar el proceso curativo.
Instantáneamente se te hincha o inflama la parte afectada, marcando el inicio de la inflamación. Esto ocurre porque tu cuerpo está enviando un poco más de sangre al área afectada, para poderla curar.
El problema ocurre es cuando tu cuerpo envía la señal de inflamación pero sin que existan los síntomas...
Inflamación interna
Esto ocurre cuando la parte herida no es una parte específica de tu cuerpo (como un brazo o un oído) sino todas tus células.
La respuesta inflamatoria persiste sin que haya un proceso curativo como tal, y eso puede alterar todos los sistemas de tu cuerpo, produciendo daño en las células.
Lo peor es que esto puede estar ocurriendo sin que te des cuenta, pues no hay síntomas obvios (como el dolor o la hinchazón o el enrojecimiento).
En general, la inflamación interna crónica no es dolorosa y prácticamente nunca muestra signos de que las células están, de hecho, inflamadas. Y como es crónica (es decir, no se extingue), estropea la capacidad del cuerpo para curar y reparar el tejido.
Cuando tienes inflamación interna tu cuerpo está tratando de reparar y reemplazar células dañadas todo el tiempo.
Y aunque no se sienta un dolor intenso en particular, el daño a ciertas células puede causar, a la larga, varios tipos de dolores crónicos (como los dolores articulares por ejemplo). Esto es porque la inflamación crónica puede afectar las células del sistema nervioso central y alterar tus receptores de dolor.
Pero no solo las células internas sufren debido a la inflamación crónica, sino también las células externas, como las de la piel, causando envejecimiento prematuro.
De hecho, hay una enorme cantidad de enfermedades asociadas con la inflamación crónica:
- Dolor agudo y crónico
- Enfermedad cerebrovascular
- Cáncer
- Enfermedad de Alzheimer (y otras enfermedades neurodegenerativas)
- Diabetes tipo 2
- Enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa...)
- Alergias
- Enfermedad pulmonar
- Sarcopenia
Cómo evitar la inflamación
Tu cuerpo siempre va a intentar mantener un buen equilibrio, tanto internamente como con el medio ambiente, para poder funcionar óptimamente.
Sin embargo, debido a la enorme cantidad de agentes nocivos que hay en nuestro ambiente y en las cosas que comemos, tu pobre cuerpo no se da abasto para combatir y excretar tantas toxinas diferentes. Y son esas toxinas las que encienden (y alimentan) la llama de la inflamación.
Hay varias formas de manejar esta situación, algunas naturales y otras mediante medicamentos anti-inflamatorios.
Como ya te imaginarás, nosotros vamos a preferir la opción natural. Los medicamentos anti-inflamatorios pueden dañar el hígado y los riñones si los tomas por mucho tiempo. Y si no resuelves el problema de raíz, la inflamación no se irá.
La mejor forma de extinguir el fuego de la inflamación es consumiendo los alimentos saludables que nutren nuestro cuerpo
Las frutas, las verduras y otros superalimentos tienen efectos positivos en las respuestas inflamatorias del cuerpo: aportan muchísimos antioxidantes, vitaminas, minerales y otros anti-inflamatorios naturales que son excelentes para mantener la salud y el bienestar.
Alimentos como las manzanas, los arándanos, el aloe o sábila, el yogurt natural, los champiñones, la avena y la canela son excelentes agentes anti-inflamatorios, como también lo son los ácidos grasos Omega-3.
¿Qué aprendimos hoy?
Lo que debes hacer hoy:
1
No olvides cumplir tu hábito hoy
Nos quedan apenas unos pocos días para pasar al próximo hábito y sé que es uno que has estado esperando. Lo mejor está por llegar 😉